Horacio Besasso nos entrega un libro exquisito que invita a caminar por un penumbroso pasillo hecho de luces.
Los poemas de Epílogo están impregnados de evocaciones. Llevados por la corriente del río de Heráclito, que transcurre incesante y nos arrastra, vemos pasar los amores vividos, y también los imposibles; los instantes pretéritos de júbilo y lo inexorable de las horas que faltan; las ciudades confusas de los sueños y hasta la mirada misma de Dios.
Pero ese lenguaje, cercano a la pena, toma por la magia de la palabra una grata dimensión que invita a lo reflexivo. Pese a su personalidad festiva, los poemas de Horacio tienen un escondido pacto con las cosas que le fueron negadas, las que no pudo vivir. Otras veces, lo que pesa es la rabia que le provoca la injusticia.
La alquimia de sus versos, aunque aludan a la tristeza, recrea una nostalgia sin melancolías. Transitarlos será una deliciosa oportunidad, un bálsamo lírico, para todo aquel lector a quien lo abrume la aridez de ciertos días.
Por último, una recomendación: Epílogo debe ser tomado de a sorbos, como un buen vino de guarda.
Osvaldo Besasso