A la escritora estadounidense Flannery O’Connor (1925-1964) se le adjudica la frase: “Cualquiera que haya vivido hasta los 18 años tiene suficientes historias para toda una vida”.
Si, en vez de 18, se vivieron más de 80; si, en esas ocho décadas, hubo antepasados como José Antonio Álvarez Condarco; curas como Brochero; personajes de la canción popular como Hernán Figueroa Reyes, Atahualpa Yupanqui, Ariel Ramírez, Los Fronterizos, Los Huanca Hua y hasta Los Chalchaleros… y si, además, la vida no pasó de costado, un libro siempre es posible.
Ricardo A. Leyba Cuestas eso concluyó y escribió su vida, para que la memoria fuera impresa. El resultado es este libro, que, sin embargo, no versa solo en lo biográfico, sino antes en un viaje por el espacio y el tiempo.
Leyba opera en estas páginas un registro particular de la historia argentina, de la época dorada del folclore argentino y de la correspondiente a la cultura del trabajo que frecuentó un país que ya no existe.
Poeta y compositor de joven, abogado más tarde, aquí tenemos la última —y acaso mejor— versión de un hombre.