En la era de la minificción, no es raro que aparezca también la minicrónica. Como estas de Silvina Rodríguez Martínez que, en el lenguaje de otra época, podrían haberse titulado también “impresiones”. Porque son las huellas que libros, experiencias, lugares, recuerdos, dejaron sobre la inteligencia fina y la sensibilidad alerta de una lectora, librera y escritora. Impresiones, pero no fugaces, sino más bien imperecederas. Eso es lo que pretende su autora al inscribirlas aquí. Que lo sentido y lo pensado permanezcan en este archivo de la memoria y la emoción.
Libros leídos y amados, argentinos y extranjeros (de Juan José Saer a Almudena Grandes), clásicos pasados y presentes (de Shakespeare a María Elena Walsh), experiencias humanas radicales: la relación entre madres, padres, hijos, la fascinación del arte en todas sus expresiones, las traiciones y los riesgos de la traducción, la construcción compleja de la identidad, el llamado de las raíces…Todo pasa y se queda en estas páginas que agradan y sorprenden como destellos, sin renunciar a su vocación de intensidad.
Añado al placer que me dio su lectura, la gratitud por hallar varios de mis libros en esta selección de momentos preciosos.
María Rosa Lojo