Pulmón de manzana. Postales de cuarentena podría definirse como un libro de crónicas breves sobre ese trance que conmocionó a la humanidad. Y el factor clave del género de la crónica, se sabe, es la forma de mirar. La mirada desde la cual Daniel Izrailit —profesional de la salud mental— escribe estas “postales” registra a la vez el fenómeno social y el drama personal, el comportamiento insólito y el detalle revelador, la escena angustiante y los salvoconductos del humor y la alegría.
Aunque hay coordenadas que organizan el material narrado, Pulmón de manzana también puede leerse como una serie de textos independientes, como cuentos breves, cada uno con su unidad interna, y en algunos casos, con su momento epifánico: de pronto hay algo esencial que se le revela al personaje, y también al lector.
Formado en escritura con maestros como Isidoro Blaisten y Juan Martini, y con varios títulos publicados, Daniel Izrailit demuestra en estos textos su oficio de narrador, y a la vez, ofrece momentos próximos a la iluminación poética.
La pregunta de qué nos dejó la pandemia, en un sentido amplio, todavía está lejos de poder ser respondida. Mientras tanto, valoremos que nos haya deparado un libro como este.