En uno de los relatos de El vuelo inmóvil (Pacto de Lectura, 2020), Ricardo Sarmoria hace referencia a Iván Ilich, personaje de Tolstói. Cuando Ilich se entera de que le queda poco tiempo en este mundo, piensa que la vida que ha vivido no es la suya, sino la que ha resultado de los mandatos sociales y de sus propios temores.
Este libro es el relato de una familia que, al contrario de aquel personaje de Tolstói, decidió tomar las riendas de su historia, afrontando riesgos: las dudas, el abandono de la zona de confort y el temor a fracasar.
Con una prosa observadora y colorida en la cual destaca la autenticidad, Sofí Solari Adot narra las peripecias de un viaje. Un viaje que no es solo exterior: también explora las alegrías y tristezas, la soledad y el cansancio, la amistad y la paciencia, y sobre todo, un huidizo pero adictivo sentimiento de libertad.
Sofí logra asimismo trasmitir la mirada de los chicos, que no por inocente carece de profundidad, y nos asoma desde una ventana diferente a un mundo que, como en todo viaje que se precie, cambia a cada instante.